Esta historia empieza a primeros de 1986.
Mariví Razquin, Pedro Arregui y yo comenzamos a hablar sobre salidas al monte. Mariví era una gran aficionada y, como en Tafalla no podía disfrutar de lo que más le gustaba, por su cuenta y riesgo, sin conocer a nadie, empezó a subir a Pamplona y a apuntarse a las excursiones del Anaitasuna. Cuando empezó a salir con Pedro, lo arrastró también allí y, además de las ascensiones al monte, fraguaron unas amistades que todavía perduran a día de hoy.
¿Podríamos intentar reanimar
Y un viernes nos dimos cuenta de que ya no podíamos planificar más. Pedro y Mariví me dijeron que habían hablado con Andoni Cia y Emi Valencia, que querían echar una mano. Empezamos a concretar. Lo primero que teníamos que hacer era comunicarle nuestras ideas a Antonio Olcoz, “Toñín”, porque se había quedado solo en una inexistente junta directiva. Abría el correo y se encargaba de recibir las circulares de
Acudimos los cinco a exponerle nuestras ideas. Queríamos contar con él en este nuevo proyecto, pero también entenderíamos que no quisiera seguir. Muchas veces la gente está tan “quemada” que lo único que quiere es que alguien venga a hacerse cargo de todo, para salir corriendo.
No fue el caso de Toñín. Nos explicó la escasa actividad que había en el club y cómo había comenzado el declive. Él estaba dispuesto a seguir intentándolo. Aportaría su experiencia. Hablaría con la gente que deseaba volver a salir al monte. Por ganas no iba a quedar. (Años más tarde me confesaría que, de aquella primera reunión, sacó la idea de que, como tantos otros, empezábamos con muchas ganas pero no llegaríamos al verano).
Nos pusimos manos a la obra. Hicimos carteles, hablamos con Juan Mari Feliú, entonces presidente de
Aún volvimos a salir al mes siguiente en coches. Pero también es verdad que se nos había echado encima el verano, y ya se sabe que las excursiones colectivas y el verano nunca se han llevado bien.
Se pasaron las Fiestas y las vacaciones. En Septiembre volvimos a la carga. Preparamos para el otoño alguna proyección de diapositivas y elaboramos un boceto de calendario. Las proyecciones serían de montañeros locales porque nos salían gratis. ¿Cómo íbamos a pagar si no había un duro?.
En Octubre, hicimos los carteles de la excursión, dejamos la lista en el Bar Rafael como quien pone los reteles en el río y de cebo pusimos una clásica: Subir de Cegama a Aitzgorri. Las “piezas” entraron en tropel. Para nuestra sorpresa, el jueves ya había apuntadas más de treinta y cinco personas, cuando habíamos pensado retirar la lista el viernes por la noche, o incluso el sábado por la mañana. Nos quedamos petrificados. Nuestras expectativas eran tres ó cuatro coches. Pero aquello. ¡A por el autobús! Fue la primera excursión de la nueva etapa que se adivinaba para el club.
A esa excursión siguieron otras. Se hicieron algunas proyecciones. El domingo anterior a
Actualizamos los estatutos en el Gobierno de Navarra. En Junio celebramos nuevamente, en Santa Zita, la fiesta del Finalista. Nos dimos de alta en
Y seguimos funcionando. Rebuscábamos en
¡ Pero, de dónde os sacáis esos montes tan raros!
Nos reíamos un rato. Nos propusimos instalar en cada Finalista un buzón en las cimas más representativas de nuestro entorno. Empezamos por Buskil, al que siguieron Guerinda, San Pedro (encima de Gallipienzo), Julio, Alaitz…
Por
Tuvimos elecciones. Antonio Olcoz dejó de ser presidente y salió elegido Luis Ojer, “Marío”. A la junta se incorporaron nuevos nombres: Juan Jesús Burgui y Angel Liberal.
Éstos son a grandes rasgos los momentos importantes de esos años. También hubo ratos malos. Desencuentros, distanciamientos. Las personas somos así. Lo importante es que todo aquello que hicimos, lo hicimos entre todos. A unos les tocaba tirar del carro y a otros empujarlo, pero todos éramos igual de necesarios. Cuando los domingos por la mañana veo a alguien, con la mochila a la espalda, apresurarse a coger el autobús, me emociona pensar que eso sería imposible sin las juntas directivas que nos siguieron. Y que nuestro trabajo de finales de los 80 se lo debemos a los que en aquel lejano 1969, sembraron la semilla del montañismo en Tafalla.
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