domingo, 30 de enero de 2011

El pozo Zacanatero


Hoy es uno de esos días en los que más disfrutamos por el campo. Los fríos del comienzo de semana han dado paso a la lluvia. El viernes Juanjo recogió en su terraza 13 litros. Cuando ayer le llamé al Templao no estaba claro si el fin de semana iba a ser seco o lluvioso. Quedamos en la Plaza y tomaremos allí la decisión. Con Juanjo no pude hablar hasta la noche y la previsiones ya estaban claras. Quedamos en ir al Saso a buscar el pozo Zacanatero.
Son las 08,00 horas. Magán marca 5º y la farmacia 4º. He decidido no hacer ningún comentario sobre esto durante algún tiempo, para que arreglen sus "diferencias".
En la plaza hay más gente de lo habitual. Juanjo ha llegado pronto con el coche para llevarnos a la Chiquitina. Está el Templao, José Luis Ruiz y se han animado a venir Mari Asun Berrio y Mitxel Ibáñez, que el pasado domingo nos vieron volver de nuestra excursión y nos preguntaron si podrían acompañarnos algún domingo.
08,20 horas. Estamos en la Chiquitina. Hoy vamos a hacer el itinerario al revés. En lugar de ir al caserío de Gregorico, después al de Manuel y terminar en la Navascuesa, salimos por lo que sería este camino de vuelta para llegar al Corral de Esteban pensando, erróneamente, que allí estará la balsa de Justo y el pozo.
La mañana está fría. El termómetro del coche, bajando al Saso, marcaba 3º.


Comienza a amanecer. El sol rompe las tinieblas y quiere hacerse un hueco, a codazos, entre las nubes. En el suroeste se ve que las nubes hacen una cortina. Está lloviendo. Los rayos del sol nos saludan brevemente y desaparecen para todo el día.


Decidimos subir hasta el Caserío de la Navascuesa. A nuestra derecha se alza un pequeño cogote de tierra que la erosión ha trabajado de lo lindo.


Son las 09,05 horas. Moncayuelo nos mira desde su atalaya como si levantara la cabeza. No me extraña... somos viejos conocidos. Desde esta meseta echaremos un vistazo para bajar al Corral de Esteban. Juanjo saca un plano y nos damos cuenta del error. La balsa de Justo se encuentra entre los caseríos de Manuel y de Gregorico. Decidimos bajar a la Cañada y llegar al caserío de Manuel.
09,20 horas. Cañada Real de la Bardena. El regadío y los molinos la han transformado. Ahora hay un camino nuevo, bien pisado, que va paralelo a ella y que hoy, con el barro que hay, es preferible utilizar. En media hora llegamos a una desviación del camino que tomamos. Si siguiéramos de frente terminaríamos en Miranda de Arga.
El camino asciende suavemente y en algunos tramos hay un barrillo, incómodo, que se pega al calzado dificultando el avance.
"No disponían de teléfono, pero no faltaba la comunicación entre los caseríos. Si se requería la presencia de alguien, salían al majadal y no hacían señales de humo, sino que gritaban con voz potente, rompiendo el silencio del Saso, el "uuu". Esta especie de aullido viajaba por la llanura tafallesa y llegaba a oídos de los vecinos, a kilómetros de distancia, pues no había otro sonido que compitiera con el "uuu". Dos veces entonado significaba "enfermedad"; si lo repetían una tercera vez, ya podía dejar todo el mundo lo que estuviera haciendo y acudir corriendo pues había acontecido una desgracia" (Arantxa Marco Hernando)(Los Gregoricos. Raíces tafallesas y genealogía de los Zaratiegui).
10,05 horas. Caserío de Manuel. Está vacío. Aprovechamos para echar un bocado. La mañana es invernal. No nos extrañaría que cayesen algunos copos. La parada es breve.




A las 10,25 horas llegamos a la balsa de Justo. En el libro "El agua en Tafalla" se indica que el pozo Zacanatero está a unos 500 mts. Como alguno del grupo tiene prisa por volver decidimos que otro día lo buscaremos.
En cinco minutos nos plantamos en el Caserio de Gregorico.
"Para todos sale el sol" En el pequeño cobertizo que se rehabilitó en 1994 siguen las placas de Valeriano Iriso y de los Gregoricos.



Salimos a buscar el coche. A Juanjo y a mí se nos ha quedado un sabor agridulce. Ya sabemos dónde hay que buscar el pozo, pero dejarlo para otro día... En fin. No importa.
A las 10,55 horas llegamos al caserío de La Chiquitina. Tratamos de limpiarnos lo mejor posible el calzado. Al pobre Juanjo le vamos a poner el coche como un establo.
En el Saso no hemos visto a nadie, en cambio en el Plano hay cazadores y empiezan a llegar paseantes que madrugan menos que nosotros. Por la Cuesta de la Calera salimos a la carretera de Miranda y llegamos al pueblo.

EPILOGO:
Yo me bajo en la Cuatropea y Juanjo deja al resto en la Plaza, pero vuelve veloz y me encuentra cuando voy hacia casa. Me dice que volvamos con el coche hasta la balsa de Justo y que allí, con el libro que he citado antes y que llevo en la mochila, como hay un foto del pozo, lo buscamos y rematamos la faena. Me lía, aunque también es verdad que a mí esta clase de líos me encantan, y salimos otra vez al Saso.
Dejamos el coche un poco más arriba de la balsa de Justo. Saco el libro. Miramos la foto. Al fondo hay unos pinos que están prácticamente igual. La edición es de 2001 y dice que el pozo se encuentra en una ladera lleca a unos 500 mts. de la balsa. Intuimos cuál es la ladera. Vamos allí. Hay barro y lo único que nace es el esparto. Consultamos nuevamente la fotografía. Nos desplazamos hacia la izda. y... nada. Sigo de frente pero Juanjo sigue un poco mas a la izda. y me grita ¡aquí está!.



Voy corriendo. Lo hemos encontrado. Es un pozo pequeño.


Sus paredes están bien construidas. Está seco.



Un par de losas tapan, en parte, la boca para que nadie se caiga. Estamos tan contentos que nos damos un apretón de manos.
No se sabe nada de este pozo. Jimeno Jurío ni lo nombra, pero sería interesante conocer por qué se hizo ahí, a tanta distancia de los caseríos.



Zacanatero at EveryTrail
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