domingo, 11 de diciembre de 2011

La fuente de Los Angeles

Otro domingo que hay que escaparse de la niebla. Hoy está más cerrada que hace quince días. Por si acaso ya habíamos quedado en que nos recogieran Rosa y Juanjo con el coche, porque desde el sábado se preveía que no podríamos andar por Tafalla.

El día viene frío, invernal. Magán marca 5º y la farmacia 3º. A las 8 en punto nos montamos en el coche. Hoy nos vamos a la Fuente de los Angeles, en San Martín de Unx. Es un bosque de robles, enebros y encinos magnífico. Rosa y Juanjo no lo conocen y les va a sorprender gratamente.


A las 08,20 horas aparcamos a un par de kms. en la carretera que va a Ujué. Queda en pie un vetusto cartel indicativo del itinerario y, a diferencia de otros senderos, aquí los postes de madera se conservan en buen estado. También han colocado otros indicadores metálicos, más pequeños, de la ruta del vino.


Este recorrido está señalizado como el SL NA-175A. En la guía que editó el Consorcio de la Zona Media podemos leer: "Recorrido por un perdido y sorprendente bosque de robles y carrascas".





Por camino ancho, junto a una repoblación de pino comenzamos a ascender suavemente hasta llegar a una valla metálica. Hace unos años no estaba puesta y su colocación es una chapuza. Cierra el camino sin ningún miramiento.
La abrimos y pasamos. Aunque no haya ningún cartel, tenemos cuidado de volver a cerrarla.
El día está nublado. Vemos que, poco a poco, la niebla va entrando por la parte de Valdeconcejo.





Llegamos a una puerta metálica, la que conocíamos de siempre. Cuando la rebasamos, el paisaje empieza a cambiar. A nuestra izda. el bosque alterna las manchas rojizas de los robles con el verdor oscuro del encinar.




A menos de 15 kms. de Tafalla, poder adentrarte en un lugar así es un privilegio. Las esquilas del ganado, que por los excrementos, son caballos, rompen de vez en cuando la paz silenciosa.





Son las 08,50 horas. Llegamos a la fuente.


Solitaria y limpia, de su caño sale un hilo de agua. Todavía no se ha recuperado de los sofocos de este largo y seco verano. A pesar de su escaso caudal alimenta una profunda balsa; en sus orillas, las huellas de caballos y jabalíes se entremezclan en un caos de prisa y ansiedad.


A la fuente le hacen compañía tres robles de considerable tamaño; junto a ellos, los enebros y bojes descansan sobre el musgo y la hierba.


Nos ponemos a almorzar y contemplamos el increíble paisaje que tenemos delante. A nuestra dcha. la niebla entra con fuerza hacia la cima de Txutxu. Si hubiera estado despejado, habríamos intentado subir desde aquí.


Volviendo unos metros sobre nuestros pasos, una estrecha senda bien señalada asciende hasta el Corral de Medicoportal.




Está en ruinas y debió de tener su importancia. El cabezal de la entrada, de piedra, tiene bien labrado un agujero en el que giraba el gozne de la puerta. La construcción está en el carasol y desde allí se divisa la carretera que sube a Ujué.


Son las 09,30 horas. El sendero local ha marcado este itinerario en forma circular. Hay que seguir en dirección E., como indican las señales. Vamos descendiendo. La niebla, aunque poco densa, se está adueñando del campo. El camino tuerce en dirección a la carretera.

A nuestra izda. tenemos una larga pieza sembrada que recuerda la morrena de un glaciar. Su longitud es extraordinaria.

Llegamos a las ruinas de otro corral, que puede ser el del Puntido. Tiene una parte del techo hundido, pero merece la pena entrar a su interior. Conserva muy bien lo que suponemos serían las pilas donde comía el ganado.

Junto al camino Juanjo nos muestra una seta. Nos dice que es una "sullus granulatus". Comestible, pero de poco fundamento.

Estamos llegando al punto donde se encuentran los dos caminos; el que hemos tomado a la subida y éste que baja. A la izda., en un pequeño campo hay un membrillero al que se le han caído casi todos los frutos. En las manos, el aroma del membrillo aviva los recuerdos. Cuando éramos chavales y nos bañábamos en Recarte o en Macocha, los hortelanos del Congosto nos decían que no "mangáramos" membrillos porque eran malos para el corazón y nos podía dar un infarto. Lo bueno del caso es que el invento funcionaba y casi nadie se atrevía a echarles mano.


A las 10,45 horas llegamos al coche.


El día sigue frío y nublado. En San Martín está algo más limpio, pero cuando bajamos la cuesta de la Casilla, volvemos a entrar en la niebla.

Este es un buen enlace para ver el recorrido de la Fuente de los Angeles.

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