lunes, 27 de febrero de 2012

En la pieza de la Fuente



Domingo, 26 de Febrero de 2012.
Ayer me propuso Juanjo que nos diéramos una vuelta por los Altos de Guindilla. Pasamos cerca en la última etapa de la vuelta a las mugas y, como el día va a estar "sano", disfrutaremos del paraje con nuestras mujeres que, por fin, se incorporan a las excursiones domingueras.
La mañana está fría. Aunque Magán marca 10º y la farmacia 9º, el cierzo viene pelado y obliga a abrigarse.
Juanjo nos saluda con un refrán que solía decir Ignacio, el padre de Rosa:
 "El cierzo que desayuna y cena, dura la cuarentena".
Por la calle de la Feria salimos a la Plaza y desde allí, por los Jardines, llegamos a la Fuente del Rey.
 Sigue echando agua. Paramos un momento. Son las 08,25 horas.
Por debajo de la autopista salimos al Juncal. Pasamos delante de la finca de los Muro y tomamos el primer camino a la izda. Subimos hacia la Caseta Redonda de La Navilla/Valgorra. El barranco del Juncal está seco. El campo necesita mucha agua.
El domingo pasado, en una pieza cerca de Margalla, estuvimos hablando un rato con Jesús "Gregorico". Nos dijo que la situación es muy preocupante. Se puede decir que ya han pasado los fríos fuertes y que ahora la planta comienza a tirar para arriba. Si no llueve en quince días (ya han pasado siete), se perderán las cosechas, porque para San José, si no hay mucha humedad, no se podrá hacer nada.
Una bandada de grullas van en dirección N. Eso indica que el invierno, aunque no se haya acabado, nada tiene que ver con diciembre y enero.



Comentando todo esto, casi sin darnos cuenta, hemos llegado a la Caseta Redonda. Son las 08,45 horas. Está limpia y cuidada. Da gusto ver las cosas en el campo cuando se respetan.
Sentados en el banco de piedra, miramos Tafalla desde este balcón. Al S. la visibilidad no es buena, pero distinguimos Moncayuelo. En el interior de la caseta es un espectáculo ver cómo la cúpula se va cerrando hasta terminar en una pequeña bola. Esta bola es la base de la pirámide de acero que en el exterior devuelve los rayos solares como un espejo.



Les propongo que visitemos la Abejera de Valgorra. Rosa no la conoce y se queda maravillada. El deterioro es palpable. Ahora que estamos en época de recortes sería bueno que se hicieran algunos en gastos verdaderamente superfluos  y que se destinara, aunque sea un mínima parte, a consolidar estas joyas, olvidadas y abandonadas, que tenemos en el término.
Por una pieza en rastrojo nos acercamos a la falda de la Guindilla. Son las 09,15 horas. Sigue haciendo frío. Los molinos no cesan de girar y nuestras tripas hace rato que están preguntando ¿qué hay de lo mío?. Así que paramos a almorzar.
Junto a unos chaparros, con unas piedras como asiento, devoramos los bocadillos. Juanjo nos dice que ha visto el almendro de la casa de los Mencos florido. Tiene comprobado que cuando eso ocurre ya está cambiando la estación, aunque las habituales heladas traicioneras de esta tierra quemen toda la flor.
Desde donde estamos comenzamos a subir hacia el N. En algunos tramos los chaparros y enebros nos ponen dificultades, pero el monte está bastante limpio. Salimos a una pista de acceso a los molinos y avanzamos por ella en dirección E. Cuando llegamos a un cruce de caminos, torcemos hacia nuestra dcha. y nos dirigimos al punto más alto del cerro.




Estamos a 625 mts. de altitud y son las 09,50 horas. Altos de Guindilla. Como he dicho alguna otra vez, éste es el segundo "techo" de Tafalla. El primero es Buskil.
La vista desde aquí es espectacular. Con las cremalleras subidas hasta la barbilla y las manos en el fondo de los bolsillos, nos admiramos de lo que tenemos delante de nuestro ojos. En el fondo del valle han proliferado los olivares. Enfrente, la Carravieja se funde con los pinares que cobijan a Santa Zita y éstos dan paso a los Altos de Pozuelo para llegar hasta nosotros. Desde esta altura Valgorra parece un valle profundo.
"26 de Diciembre de 1823. Se enterró en el campo santo un difunto que se halló muerto de mano airada en el campo, término de Balgorra, de esta ciudad, de edad entre treinta a cuarenta años que no fue conocido y por haber llegado a Pamplona otros compañeros escoltados por la tropa francesa aliada a su regreso a Francia y el pasaporte de Francisco Egia dependiente que fue del resguardo militar de este reino, se presume éste por no haber (ha)parecido su persona, se le hicieron sufragios de hospital" (Fernando Maiora)(Tafalla del Reino de Navarra).



Bajamos. Nos vamos hasta el Caserío de Pozuelo. Atravesamos la muga de Tafalla con Sansoain (Leoz) y recordamos la caminata que trajimos desde la carretera de San Martín hasta que llegamos a la orilla del Cidacos.
Pasamos de largo el caserío y llegamos a la fuente. Son las 10,20 horas. Se le conoce por la Fuente de Pozuelo. El Sitna llama a este lugar "la pieza de la fuente", de ahí el título de esta entrada.



La fuente está seca. La hemos conocido así en años de fuerte sequía y eso nos preocupa. Cuando se ponga a llover va a hacer falta mucha agua para recuperar los acuíferos.



Orillando una pieza, nos acercamos a la caseta de los Maríos. Son las 10,40 horas. Está sucia y abandonada. Les cuento a mis acompañantes que los propietarios se pasaban aquí la vida. Yo he pasado mucho por el camino de al lado y siempre me pegaban un grito para que fuera a echar un trago con ellos. Como casi siempre era a estas horas, declinaba la invitación, pero estoy seguro de que el vino sería bueno. Nunca lo probé.




Salimos de allí con la intención de ir a ver el nacimiento de la Fuente del Rey, pero como tomamos un camino hacia la dcha., nos alejamos de ese sitio. Otra vez será.
Al llegar a la finca de Cañas, entramos un momento para ver el magnífico trabajo que hicieron los dos hermanos junto a su padre. No hay nadie, así que nos hacemos nosotros mismos la "visita guiada".
Salimos nuevamente al camino. En los abrigos, algunas matas de romero ya tienen flor. 
Juanjo hace una nueva versión de la jota "En los montes de Navarra tengo plantada una flor.." y nos recita: "En los montes de Tafalla, el romero ya está en flor. Pero no sé como aguanta, con este cierzo helador". 
¡Lo qué hay que oir!
Poco a poco nos vamos acercando al Juncal. La mañana sigue fría. El cierzo no para. En Valgorra los almendros no han movido.
A las 11,45 horas estamos otra vez en la Fuente del Rey.
Nos hubiera gustado llegar con barro, casi hasta las rodillas, pero no quiere llover.

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