Domingo, 20 de Octubre de 2013
Ayer cayeron 3 litros. Hoy ha amanecido casi despejado. El viento castellano, cálido y húmedo, no parece que vaya a traer lluvia esta mañana. Nos vamos a dar una vuelta por Valdelobos o, lo que es lo mismo, por el NE de la muga de Tafalla.
Son las 08,00 horas. Magán marca 15º y la farmacia 14º. El día, aunque a estas horas fresco, está bueno para andar.
Por el camino del Hortanco, orillando el futuro Espacio Escénico, salimos a las Adoberías.
08,20 horas. Nos acercamos a ver la presa de la Estación o de Ereta. Salta en un pequeño tramo. Las últimas lluvias han vuelto generoso al Cidacos.
El pato de hace quince días nada ociosamente en el remanso que del río.
Continuamos nuestra ruta.
Bajamos hasta el túnel que cruza la vía.
Para llegar a Valgorra, hemos decidido usar el camino de los pinos de la Estación.
El piso está deshecho. Las últimas lluvias torrenciales los han dejando impracticable.
Algún trozo de la pared que cae a la vía ha sufrido desprendimientos de consideración que han sido protegidos con vallas.
08,40 horas. La fuente del Rey tiene el abrevadero limpio. Bajo los árboles no hay ningún resto de suciedad.
Parece ser que el otro día, en una tertulia radiofónica local, un participante denunció el estado lamentable en que se encontraba el lugar. Sus quejas han sido escuchadas por "quien corresponda".
Por debajo de la autopista salimos al Juncal. El campo está solitario.
Tomamos el camino que sube a la caseta Redonda.
Poco antes de llegar, no nos atrevemos a meternos en una pieza labrada para ir a ver la abejera. La tierra tan trabajada es un barrizal.
09,05 horas. Caseta Redonda de Valgorra o de la Navilla.
El lugar sigue cuidado y respetado.
Franqueamos la pequeña puerta de roble para disfrutar de la singular bóveda.
En los bancos de piedra del exterior hacemos la parada reglamentaria.
Sacamos los almuerzos y reponemos fuerzas.
En un campo cercano, un cazador sin escopeta ha salido a adiestrar a los perros.
Dos cachorros, juguetones, se acercan a olisquear las mochilas.
Enseguida aparece la madre; inquieta y recelosa, empuja a los perricos hacia donde su dueño los reclama con gritos ininteligibles. Nos saluda con la mano y se aleja observando los saltos alegres de los animales.
El camino que va hacia la izda. tiene un curva que lleva a la divisoria de los dos valles: Valdelobos y Valgorra.
Caminando junto a los molinos, contemplamos las nubadas que entran por la zona de Izaga y de la Higa. En el S. el Moncayo está desaparecido. Al O. Montejurra, al que haremos una visita a primeros de Noviembre, se ve diminuto y lejano.
09,50 horas. Llegamos al cruce de caminos. El que va dirección N. sigue hasta el caserío de San Lorenzo.
Nos adentramos un momento en el monte bajo que está a la dcha. Estamos en el Alto de la Guindilla (627 m). Al fondo Valgorra se despereza en esta mañana rara. El viento castellano agita las aspas de los molinos. Ayer me dijo un cazador: Si será malo este aire, que los perros, cuando están en el campo, no quieren ni levantar el hocico del suelo.
Juanjo, nuestro vate oficial, improvisa un pareado pero lo deja a medias porque dice que no está inspirado: "Desde el alto de la Guindilla, se ve Pueyo, Olite y casi Sevilla...."
Descendemos hacia San Lorenzo. En el primer cruce a la izda. abandonamos el camino principal y desechamos la idea de llegar hasta el caserío.
A mano izda. quedan las ruinas del corral de Valdelobos. Son cuatro paredes que sobreviven a duras penas. La construcción ha perdido la techumbre y las zarzas y los coscojos se han adueñado del lugar.
Entre viñas ya vendimiadas y barbechos nos acercamos al puente que cruza la autopista. Son las 10,35 horas.
"Vendimia vendimiadora
que con tu cara y tus manos
perfumas los racimos
y das color a los granos"
(Arantxa Marco) (Los Gregoricos. Raíces tafallesas y genealogía de los Zaratiegui)
A Juanjo, que es hombre de río, le apetece cruzar el puente y llegar hasta el Cidacos, pero comprende que donde el camino muere, tiene el paraje muy mal andar y hoy es el día menos apropiado para meternos en esos "berenjenales".
Seguimos por el camino que va junto a la autopista.
Cuando pasamos la finca en la que hay unos avellanos, nos adentramos a buscar una antigua caseta.
La familia de Rosa tiene en este término una pieza que en su día fue viña.
11,00 horas. La caseta está en ruinas. El tejado era de lajas y se ha desplomado. No quedan más que los restos de los palos (no llegan a maderos) que aguantaban la cubierta. La pieza está labrada, preparada para la siembra.
El viejo camino de acceso está invadido por la vegetación. Volvemos por él para salir al principal. Los aromas de los hinojos se mezclan con las manzanillas y nosotros los aspiramos profundamente.
Por el camino principal llegamos de nuevo a la fuente del Rey.
Los plátanos de los jardines lucen todavía la abundancia de sus verdes hojas.
Unos negros nubarrones han cerrado los últimos claros sobre la ciudad.
El verano, tan reciente, parece una estación lejana.
Este es el enlace para ver el recorrido de hoy
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