jueves, 5 de diciembre de 2013

El Cristo yacente de Santa Zita



Domingo, 1 de Diciembre de 2013

La mañana está fría. El día está despejado, bueno para andar. Como vamos solos, le propuse a Juanjo que nos acercáramos a Santa Zita. Hace un montón de tiempo que no vamos y echo de menos aquellos pinares y la ermita. 
Son las 08,00 horas. Magán marca 3º y la farmacia 2º. 
Nos abrigamos y callejeamos por el casco antiguo. Calles Túbal, Olmo, San Pedro. El pueblo está desierto. El viento se acelera en las esquinas multiplicando la sensación de frío. 



08,25 horas. Fuente del Rey. Juanjo ha echado la jarra a la mochila y vamos a hacer mediciones del caudal de las fuentes. Del caño, el agua sale con fuerza. 12 litros/minuto. No está mal. Esta fuente siempre ha sido fina. Dice la gente mayor que el año de la seca se secó hasta la fuente del Rey. 
Pasamos por debajo de la autopista y, después de pasar por el Juncal, entramos en Valgorra. 
A nuestra derecha, un camino blanco y ancho asciende ocultando el canal. Nosotros vamos por el de siempre. 
En las viñas, los sarmientos retorcidos conservan algunas hojas secas y tristes. Los sembrados verdean hasta confundirse con el encinar del Mocellaz.





08,55 horas. Fuente de la teja o de Valgorra. Todavía echa agua. Repetimos la operación. Jarra y cronómetro: 3 litros/minuto. Las laderas del Alto de la Guindilla no dan más de sí. 




Antes de tomar el camino a la derecha que nos lleva a Pozuelo, visitamos la otra fuente. La del Cura. A pesar de tener el caño de hierro y tener más pinta de fuente que la otra, está seca. Aquel zahorí se equivocó al marcar el lugar y no queda más que este intento de manantío y la caseta asfixiada por las zarzas. 
El piso hasta el caserío está deshecho. Las aguas lo han maltratado. Grandes surcos y piedras sueltas hacen incómoda la caminata. Los charcos están helados. Cuando clavamos el bastón, el hielo, seco y duro, salta en mil astillas.  
Llegamos al caserío de Pozuelo y bajamos hasta su fuente.



09,20 horas. El abrevadero, alargado, tiene dos cuerpos. Esta fuente también es de las finas. Rara vez la hemos visto seca. 
Otra vez jarra y cronómetro: 8,5 litros/minuto. 
En lugar de volver por el mismo camino, decidimos atravesar una pieza grande que nos llevará hasta la cruz. 
El terreno está perfecto para andar. En el centro de la finca hay algún pedazo removido. Sin duda los jabalíes se han dado unos cuantos revolcones aprovechando la mengua de la luna. 





09,40 horas. Cruz de los Mugas. Está en la divisoria entre Pozuelo y Santa Zita. Al fondo, Ujué se distingue peor que otras veces. Al S., al Moncayo no le cabe un copo más de nieve. En el O. Yoar también está nevado. A la dcha. de Montejurra, la sierra de Lózquiz muestra sus laderas calizas. En primavera tenemos pensado hacer alguna excursión por allí para conocer el lugar. 
Bajamos a la ermita. 






09,50 horas. No hay nadie. Sacamos los bocadillos. Tenemos un recuerdo para Jesús Viela, ermitaño durante muchos años ya fallecido. Con él teníamos nuestras buenas conversaciones. Sentados en las escaleras de la ermita, se está bien al sol y al abrigo del cierzo. Los molinos que se dirigen en fila hacia Guerinda, agitan sus aspas sin descanso. 
Bajamos a buscar la figura tallada. 




10,15 horas. El sanmartinejo José Urdín, en una roca inclinada de gran tamaño, terminó de tallar una imagen de Cristo yacente el 7 de Abril de 1993. Tiene un tamaño considerable. Le costó meses hacerla. Recuerdo bajar de la cruz a la ermita e ir escuchando el golpeo metálico de la maceta contra el cincel.  
Por el camino que va junto a lo que fue una viña, llegamos al barranco y salimos al que baja de Santa Zita. 



A pocos metros cruzamos el puente del canal. En este tramo lleva mucha agua. Casi el doble que en la Quitana. 




Seguimos bajando y pasamos junto al caserío de Femate. Junto a él hay una gran viña emparrada. 



Salimos a la carretera de San Martín y entramos un momento a ver unos olivos en la misma muga. Juanjo, que sabe de esto, me dice que las olivas está tan arrugadas porque se han "cortado". Esto quiere decir que, al helarse, el fruto ha perdido el agua sobrante pero que el aceite conserva, si no la mejora, toda su calidad. Interesante… 



Por la carretera llegamos hasta el Refugio de Los Doce. Son las 11,15 horas. Subimos a ver a la Virgen. El interior está limpio y cuidado. Hace frío y nuestras voces resuenan como en una campana. Lejos queda el primero de Mayo, cuando volvemos de Ujué y tomamos la sopa "magañera" para entonar el cuerpo. 
Bajamos de nuevo a la carretera y entramos en Valmayor. Atravesando algún barbecho llegamos al camino del prado.


"Tras el obligado paréntesis de la guerra vuelva la Peña Sport a reorganizarse. Los deportistas tafalleses no tienen dónde jugar y tienen que recurrir al prado de Valmayor, junto al caserío de Fernández. El traslado, las tardes de partido, en camión, bicicleta o, los más, en el coche de San Fernando. 
La Peña viste, en sus primeros partidos, camiseta con la senyera, después vendrían las camisetas blancas con cuello y puños rojos y más tarde la camisola azul que ya sería la definitiva. Alinea jugadores como Elías Tetuán, en la portería, Goyo Izco, Itúrbide, Martino, Amalio, Chiquilín… el mascota era Julio Elorz. El partido inaugural fue contra su eterno rival, el Erri Berri de Olite, resultando la Peña Sport vencedora en esta ocasión por 2 a 1." (Juan Carlos Lorente Martinena)(Tafalla siglo XX. Primera mitad)


11,50 horas. Caserío de Valmayor o de Fernández. Dos enormes perros atados con cadenas nos reciben a ladridos.



Nos acercamos a la balsa. Está llena hasta el borde. El aire agita la superficie del agua y las sombras del arbolado se mueven temblorosas. Estamos en puertas del invierno. En los olmos de la orilla, las hojas amarillentas se alejan de las ramas cayendo en los sembrados cercanos. 
Por el camino que lleva al Pontarrón salimos a la carretera.
Dejamos atrás la ermita de San José y, al llegar junto a la Plaza de Toros, nos acercamos a ver la presa de la Estación. 
En el Pozo Redondo dos chavales están pescando. Juanjo los observa con admiración. 
Entramos en la Plaza Cortés y nos paramos ante la placa que dedicó el Ayuntamiento al ilustre tafallés,  D. José María Azcona. 


Este es el enlace para ver el recorrido de hoy

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