lunes, 3 de febrero de 2014

Nieve y robles en San Pelayo



Domingo, 2 de Febrero de 2014

El 12 de Mayo pasado, en plena primavera, estuvimos haciendo esta excursión que el amigo Patxi Olite había subido a Wikiloc. 
En aquella ocasión, Rosa y Juanjo no pudieron venir y yo tenía mucho interés en que conocieran esta zona de lo que podríamos llamar la trasera de San Pelayo. 
Hoy, como anuncian buen tiempo, decidimos subir a Orisoain y hacer esta vuelta para disfrutar del bosque de robles en invierno.
Son las 08,00 horas. Magán marca 2º y la farmacia 0º. 
Me recogen con el coche y subimos a la Valdorba. 
En la sierra de Alaiz y en la Higa, la nieve ha hecho acto de presencia. Veremos qué pasa en San Pelayo. 






08,25 horas. Aparcamos en Orisoain. El termómetro del coche nos avisa de que estamos a -2º. 
El camino desciende hasta unos corrales en los que el ganado está recogido. 
Iniciamos la cuesta arriba. Los primeros pinos de la repoblación aparecen a nuestra dcha. 
Los árboles están cuidados. El suelo está limpio, sin ramas ni zarzas.






  
Vamos ganando altura y comenzamos a pisar la nieve. Las encinas y los pinos están cubiertos de manto blanco. Al golpearlos con el bastón, la nieve se desprende en forma de polvo frío y seco. 
Hay un pequeño atajo a nuestra dcha. que se pierde en la espesura del bosque y evita un par de curvas de pista. 





Mis acompañantes prefieren seguir por ella para disfrutar del paisaje que nos ofrecen Alaiz y la Higa. 







En la orilla, junto a un tronco seco, una hilera de setas semipetrificadas sobreviven apretujándose unas con otras. Juanjo no las conoce, aunque espera que alguien nos las clasifique. 





09,30 horas. Llegamos a la ermita. Como era de esperar no hay nadie. En el vértice geodésico, una placa dice que estamos a 863 m. de altitud.  
Hay entre dos y tres dedos de nieve. El sol por el E. brilla con fuerza. Los robles y las encinas se conservan blancos, pero en los pinos no queda ni un copo. 
No está el lugar como para pararse a almorzar. Continuamos por el camino que desciende hacia el E. 

"San Pelayo, en la cima del monte de tal nombre, es ermita común con Amatriain y Orisoain. La imagen del niño mártir sube de un pueblo y baja a otro por orden riguroso. Antes se llamaba de San Juan y San Pablo. Los regidores de los tres pueblos, reunidos en Orisoain a 29 de Junio de 1611 acordaron la reedificación de la ermita y desde 1612 el orden fijado es Artariain, Orisoain y Amatriain, "mientras el mundo sea mundo" (…)
Desde la altura de San Pelay observó el 4 de octubre de 1822 la Junta Realista la batalla y triunfo de sus tropas -que salieron de Lumbier el día anterior y pernoctaron en Lerga- sobre el ejército constitucionalista" (Fernando Pérez Ollo)(Ermitas de Navarra).




Enseguida, caminando con cuidado, llegamos al cruce de la senda que sube de Amatriain. Nosotros seguimos de frente. Un poco más adelante está el camino que baja a Artariain y, un poco más lejos, la pista nos lleva en suave bajada entre robles y enebros blancos. El cielo está azul, limpio. El sol quiere calentar aunque la hora es temprana.






10,00 horas. Llegamos a un cruce de caminos con letreros que indican los pueblos cercanos al monte. 
El sendero de la izda. desciende hasta Amunarrizqueta. Es una bajada fuerte. Caminamos por ella cuando volvimos de Basagatz, el monte que está enfrente de Iracheta. 
A nuestra dcha. un cartel indica la bajada a Amatriain.





Juanjo, con las manos y el bastón, se afana en limpiarlo para poder leerlo. 







A base de darle y darle, se empiezan a distinguir las letras. 
Bajamos. Es un camino peor que el que traíamos. Hay un cercado a la dcha. para proteger la repoblación forestal. 




10,20 horas. Es hora de almorzar. No queremos bajar más porque nos meteríamos en los sombríos y, por lo menos aquí, aunque no nos podamos sentar por la nieve, nos da el sol.
Mientras le hincamos el diente al bocadillo, contemplamos el espectáculo que tenemos delante. No sabemos exactamente cuáles son, pero sabemos que ahí están las cimas de Basagatz, La Marquesa y Julio. 
Miramos al S. y descubrimos el Castillazo de Ujué y un poco más cerca, a la dcha. del Txutxu, en un collado, el molino harinero de Olleta. Al fondo, imponente, el Moncayo tiene la nieve casi hasta la base de su falda. 

Seguimos. Cada vez la nieve es más escasa. Una pieza de cereal se abre paso a nuestra izda. en la hondonada del monte. 
Nos detenemos al escuchar voces. Dos vecinos están junto a un tractor al final de la finca. 
Salimos a una pista blanca, pero la abandonamos enseguida para tomar un viejo camino que nos llevará a Amatriain. 
Si en primavera era un poco complicado andar por él, no queremos pensar cómo estará ahora.
Es un verdadero lodazal. La suerte que tenemos es que la mayoría de los charcos están todavía helados. Podemos pisar con relativa tranquilidad en el barro seco y duro. 
Este camino, como lo refleja Patxi Olite en su recorrido, tiene un par de tramos preciosos. Los árboles cubren el trayecto y te introducen en una parte del bosque auténtica, pura. 






11,20 horas. Llegamos a Amatriain por la parte opuesta a la carretera. Un señor mayor nos observa y nos pregunta por el paseo. Le pregunto si es Servilio Jiménez y me dice que sí. Tiene parientes en Tafalla. Charlamos un rato.  
Seguimos nuestro camino, que discurre por la trasera de la iglesia. 
El piso, aunque un poco pedruguero, está bueno para andar. 
Pasamos junto a la entrada que sube a San Pelayo. 
Entre campos de cereal, salimos a una pista nueva que zigzagueando termina en un trozo asfaltado. 






Un par de curvas más y entramos en Orisoain. 
12,30 horas. El día ha mejorado, pero poco. Estamos en el centro del invierno y se nota. 
Junto al coche hay un panel indicando la ruta micológica de Orisoain. Le echamos un vistazo y vemos parte del recorrido que hemos hecho. 


Este es el enlace del recorrido de Patxi Olite. 

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