martes, 28 de enero de 2014

Paseando por El Plano











Domingo 26 de Enero de 2014


En este Enero húmedo y templado cada fin de semana es una incertidumbre. Consultamos el periódico, la tele y el Foreca esperando que no llueva. Para hoy hablan de un temporal que entra por la tarde en Galicia. Eso significa que hasta mañana no lo tendremos aquí. 
Pues nada. Nos vamos a dar una vuelta por el Plano. 
Inma y Juanjo no pueden venir, así que Rosa y yo nos echamos las mochilas a la espalda y encaramos, por los "enredos", el camino de Falces. 
Son las 08,00 horas. Magán marca 11º y la farmacia 10º. La parte S. de Tafalla está despejada, no así el N. que se muestra oscuro y cargado. 
A pocos metros de la salida de la urbanización, una chica y su perro nos adelantan a buen paso. 
En el campo reina la soledad. 
En los maizales, las cortas cañas despuntan entre la hojarasca de las panochas.  Los olivos, sin aceitunas en sus ramas, parecen seres indefensos. El cereal tiñe de verde las lomas y laderas.






08,20 horas. Fuente de los Falces. Está hermosa. Las humedades del Plano se alivian por el caño de hierro. 
El camino, flanqueado de zarzas, asciende suavemente hasta llegar a la gravera. 
Volvemos la vista atrás un momento. En la Sierra de Alaitz las nubes se agarran a las cimas. 
En el encinar, los perros se desfogan rebuscando conejos. Un cazador, escopeta al hombro, nos dice que los han olfateado y los están sacando de sus escondrijos.





Llegamos a la explanada del Corral de Plano. 
Continuamos en dirección O. hasta que salimos al camino que sube por la Cuesta de la Calera. 
Torcemos en dirección S. hasta alcanzar un desvío a la dcha. entre dos torres de piedras levantadas por Toñín. Esa es la entrada que lleva hasta la caseta. 
El suelo está bastante complicado. Grandes charcos dan paso a tramos de barro.





La humedad y las suaves temperaturas han hecho brotar setas en medio del camino.  
Un par de cazadores nos saludan sin quitar ojo a las matas. En cualquier momento puede saltar una presa y hay que estar preparado. 
Los pinos cercanos nos indican la proximidad de la caseta. 
Caminamos un tramo entre encinas para evitar el lodazal.





09,20 horas. Caseta del Plano. 
No hay nadie. El lugar está limpio. La caseta, pintada no hace mucho, luce como el primer día. 
El día ha mejorado muchísimo. Nos sentamos en la mesa que está junto al edificio y echamos un bocado. 
El lugar es fantástico. Estamos en el extremo meridional del Plano, junto a pinos, encinas y coscojas. 





Para un día con muchas ganas de andar, hay desde aquí una excursión larga. Por la vertiente O. bajaríamos a Lazarau y Don Galindo, cruzaríamos a Candaraiz para salir por Valditrés a los Altos del Planillo y, por Galloscantan, a casa. 
Hoy vamos a tomar la dirección contraria porque queremos visitar Cabriteras.
Nos ponemos en marcha.





En lugar de volver por donde hemos venido para buscar el camino que baja al Saso, decidimos coger uno que sale enfrente de la caseta y que han abierto para la limpieza del pinar.  
Las máquinas dejan el suelo destrozado. El barro y las ramas aplastadas dificultan mucho la caminata.
Tenemos enfrente el Alto del Predicadero. El pinar hace una vaguada y nos decidimos a adentrarnos en ella. En realidad, es la barrancada que baja desde la ladera del Plano y termina en una especie de balsa, con algunos carrizos, que desagua en una pequeña acequia. 
Tenemos enfrente el Caserío de Gregorico y el de Manuel. 





Torcemos a la izda. y, atravesando un par de maizales ya cosechados, llegamos a la trasera del Caserío de la Chiquitina. Son las 10,10 horas
Tomamos el camino que cruza el Saso en dirección E. 
A nuestra derecha está el cerro del Pozo Zacanatero, donde estuvimos hace quince días. 
Caminamos con calma, disfrutando del día. 
Enfrente divisamos la bajada de la Cruceta. 
Torcemos a la izda. y nos metemos en el pequeño circo que forman Las Zorreras y el Plano. A pocos metros divisamos el promontorio que oculta la balsa. 







10,45 horas. Balsa de Cabriteras. Está imponente. El agua llega hasta el borde. Alguna rana desafía el frío y, asustada, salta al agua al notar nuestros pasos. 
Las dos casetas, camuflamadas bajo una gruesa capa de tierra, se miran una a la otra con sus troneras oscuras, mientras el sol se refleja cálidamente en la superficie del agua. Todo está en calma. 
Subimos de nuevo al Plano. 
Por el camino que conduce al Raso, un conejo cruza veloz de izda. a dcha. Los ladridos de los perros habrán alterado lo que él pensaba que iba a ser un domingo tranquilo.

"Y qué drama se creaba cuando moría un caballo de la familia. Las caballerías vivían en la cuadra, en la parte baja de las casas, así que humanos y animales convivían puerta con puerta y el roce favorece el cariño.
Aún recuerdan la muerte del macho Galán. Hubo luto en la familia y se lloró mucho porque era un caballo de inestimable valor.
Lo sacaron de la cuadra con cuerdas, porque había mucho desnivel, lo montaron en un carro y lo llevaron a los "carnuces" del Plano (cementerio de caballos donde moran los buitres). No era tarea fácil. Un caballo sólo podía ser arrastrado entre muchos hombres" (Arantxa Marco Hernando)(Los Gregoricos. Raíces tafallesas y genealogía de los Zaratiegui)

En el Raso, tomamos una senda con la hierba húmeda y tupida. 
Salimos a la Cuesta del Melón y bajamos hasta la finca de Txirolas. 
Saludamos a Félix de lejos. Tenemos un poco de prisa y no queremos entrar porque ya sabemos lo que pasa. 
11,30 horas. Entramos en la urbanización a la altura de donde se encontraba el Árbol del Gitano. 
Txirolas nos alcanza con la bicicleta. Me dice que, otro día que pasemos, quiere que le haga unas fotos layando. 
Será un placer y un honor. 
En los bancos de la acera de las Escuelas Comarcales, un par de ancianos están sentados disfrutando del sol de invierno. 
Alrededor del velódromo, unos jóvenes corren a buen ritmo. 
En el horizonte, Ujué se distingue con nitidez. Señal de mundanza.

EN ESTE ENLACE SE PUEDE VER EL RECORRIDO DE HOY



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