Domingo 2 de Noviembre de 2014
El otoño se ha echado de repente. Era de esperar. Sergismundo me ha pasado varios recorridos y, el de hoy, nos resulta especialmente atractivo. Vamos a dar una vuelta larga. Desde Porputiain iremos a la ladera del Plano, a Dongalindo.
Son las 08,00 horas. Magán marca 14º y la farmacia 12º. El cielo está completamente nublado. Las predicciones dan agua para la tarde, así que aprovecharemos la mañana para andar.
Al llegar a Todos los Santos, sacan la capa los mozos y el día de San Andrés se embozan hasta los ojos.
Con el coche nos acercamos hasta las maderas de Emilio Galar, enfrente de Resano, y comenzamos a andar.
Al llegar a Todos los Santos, sacan la capa los mozos y el día de San Andrés se embozan hasta los ojos.
Con el coche nos acercamos hasta las maderas de Emilio Galar, enfrente de Resano, y comenzamos a andar.
En la pieza que está junto a la Laguna hay una bandada de grullas. La niebla les hace esperar antes de emprender su viaje.
Nos paramos a observarlas.
Alarmadas por nuestras voces, levantan el vuelo brindándonos un bonito espectáculo.
Comienzan a elevarse y poco a poco se ponen en formación.
Se orientan, pero la niebla les hace desistir del vuelo. Cuando nos alejamos, se posan otra vez en la pieza.
Llegamos al antiguo vertedero comarcal y tomamos el primer camino a la dcha que baja a Porputiain.
Entre piezas y monte bajo salimos a una zona herbosa que, en realidad, es el cauce de un barranco.
En el desagüe de la balsa de Porputiain, el agua corre alegre.
09,20 horas. Unos metros más abajo, en la ladera de un cerro, Sergio nos ha marcado una dolina.
Nos acercamos a ella. A simple vista pasa desapercibida. No es más que un zarzal de buen tamaño, que de no acercarse, no se aprecia.
Junto a un pequeño pozo, el agua brota con fuerza como si se tratara de una fuente. El caudal viene de la balsa que hemos visitado antes. Se oculta, sale aquí y se vuelve a ocultar hasta que desagua en el barranco de Valditrés.
Sergio ha puesto en su recorrido:
Paseo por los términos de La Laguna, Porputiáin y Romerales.
Muy curiosa la dolina que se ha formado en Porputiáin por las aguas del barranco que desaparece en las balsas, y reaparece unos 100 mts. más abajo como si fuera una fuente, para volver a desaparecer.
Siguiendo la dirección del Barranco de Valditrés hay un par más de dolinas de este tipo, pero más pequeñas. Mirando fotos antiguas en SITNA, la dolina grande lleva más de 14 años formada. En las fotos de 1956 no está, y en las de 2000 sí aparece.
Esta zona es muy propicia a este tipo de depresiones y simas.
En el barranco de Valditrés, también hay un par de simas en las que desaparece el agua del barranco. Antiguamente, los pastores las rellenaban con pacas de paja porque las ovejas se caían dentro
Por un camino casi abandonado subimos hasta el pinar. Bordeamos una pieza. Dos postes metálicos nos indican que hemos llegado a un antiguo muladar hoy en desuso.
09,35 horas. Nos acercamos hasta la orilla del cerro. La vista desde aquí es magnífica. A nuestro pies se extiende la balsa de Romerales. El campo se ha puesto otoñal. Es hora de almorzar y no vamos a encontrar otro lugar como este.
Cuando terminamos, subimos a la cota más alta y descubrimos un paisaje de huesos secos y blanquecinos. Depositaban aquí los animales muertos para que fueran pasto de los buitres.
Salimos de nuevo al camino y, entre pinos, llegamos a la altura de un cazador. Le preguntamos si le hemos espantado alguna perdiz y nos dice que lleva por el campo desde las ocho y media y no ha visto ni una.
11,00 horas. Balsa de Romerales. Por el camino que baja a la dcha. descendemos hasta llegar a la mini-depuradora de los lixiviados del vertedero.
Una carreterilla asfaltada nos saca a la de Miranda, pero antes hacemos una visita a la abejera de Romerales.
Es una construcción de considerables dimensiones. Posiblemente sea la que mejor conservada esté de todo el término.
En su interior todavía quedan algunos de los cestos que se introducían en los nichos y donde las abejas hacían los panales.
Cruzamos la carretera y subimos al Caserío de Cortés. Son las 11,30 horas.
El día ha empeorado. Unos negros nubarrones se alzan por encima de los altos del Planillo y no presagian nada bueno.
Bordeando una pieza sembrada de habas, salimos al camino de concentración.
11,50 horas. Cabaña de Dongalindo. No quedan más que las ruinas y, curiosamente, un cartel nuevo indicando su nombre.
Por ese camino volvemos hacia el coche.
A nuestra dcha. la caseta de los Gregoricos y, un poco más adelante, la de Morán.
Y a la izda. los nubarrones se han convertido en una cortina de agua. No tardará en llegar aquí.
Comienzan a caer unas gotas gruesas.
Cada vez lo hacen con mayor intensidad y tenemos que sacar el paraguas, gorro y chubasquero. Nos vamos a mojar.
A unos 100 metros divisamos el coche y apresuramos el paso.
Definitivamente el tiempo ha cambiado.
Son las 12,30 horas. Volvemos para casa.
Francisco Del Rosario Bidaurreta:
ResponderEliminarMe gusta como cuentas tus recorridos dominicales. Me hacen recordar la Tafalla en que viví hace ya algún tiempo. Gracias