martes, 6 de febrero de 2018

Comienza febrero en Romerales





Domingo, 4 de febrero de 2018

Hoy nos vamos a Las Rocas. El tiempo está incierto y frío. El termómetro marca 2º aunque, como ahora se dice, la sensación térmica es de -1º. En el plomizo cielo se ve algún claro. El viento no es muy fuerte pero obliga a abrigarse bien. 

En febrero mes cebadero y cabrito en el caldero.




Subimos hasta la cooperativa del cereal y bajamos entre el Caracierzo de la Celada y Margalla. 
Los caminos se entrecruzan abrazando los sembrados que verdean. 


En la carretera de Miranda un cartel, a la entrada de El Planillo, indica las instalaciones de hípica. 
A los pies de los podados olivos, las olivañas se amontonan esperando el fuego. 
Las viñas podadas muestran desnudas las cepas alineadas en los interminables alambres. 
En la hípica, dos perros encadenados se agitan y ladran a nuestro paso. 



La Laguna tímidamente se despereza envuelta en su manto de carrizos. 
El camino que llevamos da paso a un camino viejo. Ignorando los dos cruces que salen a la izda., empezamos a subir suavemente por el cresterío de Las Rocas. 
El terreno despejado nos enfría, pero también nos permite disfrutar del paisaje. 
Los corrales del Vaquero y de la Mariana parecen escuchar a su hermano mayor, el caserío de Valdiferrer, ahí arriba. 
09,05 horas. Estamos en lo alto de Las Rocas.



Abajo, en el Prado de Rentería, las fuentes de Porputiain se ocultan en la pequeña balsa circular. 
Los campos son inmensas alfombras verdes que descienden con calma hasta el barranco de Valditrés. 
Hacemos una breve parada. Miramos hacia Ujué, Beratxa y el Almendrolar. El campo en silencio, hiberna. 
Bajamos hacia el O. 



El pinar, desnudo y frío, cobija musgos e hilagas en las fuertes pendientes del cerro. 
Aprovechamos un tronco cruzado para echar un bocado. 
Enseguida nos ponemos en marcha. El día no está para muchas paradas. 




En un aprisco las ovejas, como si fueran clonadas, se alinean curiosas al vernos pasar. 



Para pasar a la Cantera de Ros, hay que salvar un pequeño regacho que hoy está especialmente crecido. Las aguas de enero han incrementado su caudal. 
En el primer camino a la izda. está la entrada a Romerales. 



Lo digo siempre, este lugar, para mí, es uno de los más hermosos de Tafalla. Caminar por aquí en invierno, con frío, humedad y algo de niebla tiene un encanto especial. Pocos sitios pueden competir con él. 
Entre pinos y sembrados vamos ascendiendo suavemente saboreando este regalo. 



Al final del camino, por sorpresa, aparece la balsa de Romerales. 
Llena hasta los bordes, tiene un reflejo gélido que nos hace detenernos a contemplarlo. 

1 de enero de 1859. Ocupa la alcaldía Nicolás Del Busto "Barbarroja" (...) Una de las votaciones más apretadas de este ayuntamiento se produce al decidir la venta de las corralizas de Romerales y Beratxa. La minoría que vota en contra sostiene que difícilmente se volverán a recuperar. (J.M. Esparza)(Historia de Tafalla - Tomo I)

Por el pinar de la izda. y cruzando un sembrado llegamos al otro pinar y de allí al camino amplio. 
Cuando avistamos el antiguo vertedero nos llevamos una grata sorpresa.



La montaña de basura que dominaba todo el contorno ha sido cubierta de tierra y adecentada. Un trabajo magnífico que ha cambiado el panorama.



Una meseta uniforme en la que comienza a brotar la vegetación, poblada de tubos para la salida de gases, que transforma el paisaje, para bien. 
Caminamos hacia la carretera de Miranda. 



Al pasar por el Caserío de la Laguna, un generador está encendido. No vemos a nadie. Nos hubiera gustado echar un vistazo a la pequeña plaza de toros. 
11,00 horas. La Laguna.



Algunas aves revolotean por su superficie buscando el alimento. Desde nuestra posición, la vemos como un espejo en medio del campo. 
Cruzamos la carretera y por el primer camino a la izda. de la Cuesta de la Calera, ascendemos un tramo hasta llegar a la caseta de Lizarbe. 



Se ha hecho un buen trabajo de rehabilitación de la pequeña construcción. El entorno está cuidado y limpio. Han puesto una vigas talladas en la barandilla. Se nota la mano de Agustín.  



Por el camino de la Celada bajamos hasta el cruce del de Falces y de allí salimos de nuevo a la urbanización. Son las 11,45 horas
La mañana sigue fría, de febrero. Los pocos paseantes que nos vamos encontrando van tapados hasta las orejas. Estamos en invierno. 

En este enlace se puede ver el recorrido de hoy. 

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