miércoles, 15 de julio de 2020

Una visita al Turbil



Domingo, 12 de julio de 2020

Este domingo no hemos salido a andar. 
Hay que estar con los amigos en los momentos buenos y en los malos. 
Como el jueves tengo previsto grabar en el Turbil con Zona Media Televisión, le pedí a Juanjo que me mandara su colaboración sobre este enclave tan interesante. 
Como siempre, su aportación es magnífica. 
Os dejo con él. 


Harina de otro Costapor Juanjo Costa


EL TURBIL. EL PRIMER POBLAMIENTO IMPORTANTE DE LA VEGA DEL CIDACOS 

1. Datos actuales sobre Beire

“BEIRE
            Villa y municipio en la merindad de Olite, partido judicial de Tafalla, con el término municipal (22. 7 kilómetros cuadrados) limitado por los de San martín de Unx (N), Ujué(E), Pitillas (S) y Olite (O). El río Cidacos lo cruza por el extremo suroeste, recoge por su izquierda las aguas de los barrancos que bajan de San Martín de Unx y de Ujué. El pueblo se localiza igualmente sobre la margen izquierda. El territorio es bastante llano, dominado por los montes de Ujué.
Clima mediterráneo continental; ha desaparecido el arbolado, excepto las alamedas y vegetación ripícola de las márgenes del Zidacos.
Es un municipio eminentemente agrícola. De las 2.270 Has. De superficie total del término, están cultivadas 1.704 (76,3%), dedicándose al cultivo de cereales 1.191 Has, principalmente cebada. En el regadío que se extiende por la vega del Zidacos, se cosechan cereales, espárrago y hortalizas. Durante los últimos decenios el viñedo ha ido desapareciendo, quedando actualmente 141 Has. Los pastos suman 472 Has. (21%).
            Historia: Han aparecido vestigios arqueológicos en Turbil y San Julián.
            Los hombres de Beire, con los de Olite y los de Tafalla, participaron en la batalla de las Navas de Tolosa y fueron los primeros en romper las cadenas que defendían la tienda de Miramamolín (1212), según refiere el arzobispo de Toledo, Rodrigo Ximénez de Rada. Se atribuye a esta circunstancia el título de “leal” villa que ostenta, y las cadenas del reino que orlan su escudo de armas.
            Fue villa de labradores pecheros de realengo; los reyes concedieron las pechas a diferentes personajes. Don Juan II la dio en señorío a Bernart de Ezpeleta, recuperándola Juan III de Albret (1510). Los Ezpeleta de Beire poseen un palacio de cabo de armería, con derecho a asiento en Cortes del reino (1548). En él nació Jerónimo de Ezpeleta (1543), jesuita, sobrino de San Francisco Javier; ejerció altos cargos en Goa y otras partes y fue propuesto para arzobispo de Granganos, falleciendo en Goa antes de su consagración (1617). Un miembro de la familia, José de Ezpeleta, obtuvo de Carlos IV el título de Conde de Ezpeleta (1795).
            Su población era de 506 habitantes en 1860; superó los 800 en 1920 y, a partir de ese decenio, fue disminuyendo hasta quedar reducidos a 300 en 1986, creciendo ligeramente después (355 en 1990 y 349 en 1991)”.
            (Tomo XL de Toponimia y cartografía de Navarra. Gobierno de Navarra, Pamplona 1997)

2. El Turbil (Los datos sobre este importante yacimiento arqueológico sito en el término de Beire provienen del excelente trabajo:
        “DE ALDEAS A CIUDADES. EL POBLAMIENTO DURANTE EL PRIMER MILENIO a. C. EN NAVARRA. Javier Armendáriz Martija. Gobierno de Navarra 2008”)

A)   Ficha nº66
            Cronología: Bronce final. Hierro Antiguo-Final. Antigüedad tardía-
            Municipio: Beire.
            Comarca geográfica: Valle del Cidacos.
            Longitud (UTM): 616.129.
            Latitud (UTM): 4.703-616.
            Altitud s. n. m.: 435-455.
            Mapa 1/50.000: 206-Peralta.
            Mapa 1/10.000: 206-4.
Ubicación: Valle.
Tipo de emplazamiento: Cumbre.
            Geología: Arcillas y areniscas de la formación Ujué. Mioceno.
            Superficie (m2): 3,4 km.
            Distancia 1er yacimiento: El Cerco (nº 65).
            Distancia 2º yacimiento: 4,4 km. Sabasán (nº 87).
            Toponimia:
Torbil-Tordil (1892), Turvil (1900). En cuanto a su etimología se señala que podría estar compuesta de las voces vascas iturri “fuente” y bil “redonda” (JIMENO JURÍO, 1991-1999). Otras interpretaciones ven un topónimo prerromano, teniendo en cuenta la base de derivación Tur- de turos “fuerte” (BEGUIRISTAIN y JUSUÉ, 1985:96).
            Recursos hídricos:
El oppidum de Turbil está rodeado de varias fuentes. A 600 m. discurren dos barrancos que nacen de la sierra de Ujué, si bien ninguno presenta un caudal de importancia.
            Uso del suelo: Pastos. Antiguamente estuvo cultivado.
            Historia del yacimiento y bibliografía:
Se trata de un yacimiento científicamente conocido desde 1986, cuando es dado a conocer valorándolo como un yacimiento de dilatada trayectoria cultural (BEGUIRISTAIN y JUSUÉ, 1985:96-98). Nuestro trabajo de prospección, reconocimiento topográfico e interpretación del mismo lo convierten, sin duda, en un yacimiento de referencia durante la Segunda Edad del Hierro, pues a todas luces es el oppidum que jerarquizó la ordenación territorial de la Plana de Olite, valle del Cidacos y piedemonte de la Sierra de Ujué hasta la romanización de este territorio (siglo II a. C.).
            Sistema defensivo:
Se trata de un esquema (…) complejo, adaptado a la particular orografía del terreno en este sitio y que aglutina diversos elementos de defensa como son las murallas, fosos, antecastros o torres, puerta en embudo y líneas avanzadas de bancales/fosos y rampas de accesos. Los tres recintos identificados (…) conservan en algunos puntos lienzos de sus murallas.
Tres fosos cortan el espolón sur del conjunto (…) Dos estrechas rampas de acceso permiten entrar al primer y tercer recinto, que parten del mismo espacio, desde donde también se accede al segundo a través de una entrada de embudo. Por último, varias líneas de bancales concéntricos (…) rodean el monte como defensas avanzadas del sistema general.
            Cultura material:
Fundamentalmente está formada por restos cerámicos celtibéricos, que es cuando esta ciudad alcanzó su máximo apogeo (…) También se encuentran cerámicas manufacturadas, molinos de mano y, en menor número, evidencias bajoimperiales romanas y tardoantiguas.
            Valoración:
Esta “ciudad fuerte” de Turbil ocupa una de las más altas elevaciones de la Plana de Olite, (…) desde donde se puede controlar visualmente casi toda la comarca del Cidacos.
            Estado de conservación:
En las últimas décadas ha sido abandonado para los usos agrícolas, que tanto lo alteraron en la primera mitad del siglo XX (…) Sin embargo, durante los ochenta y los noventa ha sido sistemáticamente expoliado (…) en busca de “tesoros ocultos”.

B)   Notas históricas. (Tomadas de la misma obra)
1.     En el valle del Cidacos aparece en el siglo IV a. C. (Hierro I) el enclave del Turbil por la reunión de poblamientos más pequeños de la zona en uno más grande.
2.     La pequeña ciudad-estado del Turbil desaparece, es abandonada, junto a otras similares, durante la romanización, dentro de la primera mitad del siglo II a. C. Esto ocurre tras las llamadas “guerras celtibéricas” (153-133), cuando los romanos conquistan Numancia. Los oppida de Rada y Turbil dan lugar a la ciudad romana de Cara, siempre que este no hubiese dado lugar a un centro que estaría bajo Olite, como supone el autor (otra tercera posibilidad es que su población se repartiera entre Cara y Olite). Aun así, carecemos de datos fiables de si fue abandonado por la fuerza o se produjo de forma natural.
3.     El Turbil, junto a otros yacimientos, son una fuente de información sobre la temprana romanización del Valle del Ebro, que está todavía por explotar.
                                                                     
3.   El Guerrero del Turbil (Rutas arqueológicas en Navarra y más… 30 de agosto de 2016. Blog de Julio Asunción)
“Como asunto extraordinario hay que destacar el descubrimiento de la llamada “Estatua-estela del Turbil”. Es la más antigua estatua de bulto redondo encontrada en Navarra hasta el momento, Tiene más de 2.200 años de antigüedad (siglos V-III a. C.). Representa un guerrero y alcanza casi los tres metros de altura. Fue descubierta en las inmediaciones del castro del Turbil en el año 2010 por el vecino de Olite Julián Algarra. Comunicado el hallazgo al arqueólogo Javier Armendáriz Martija y tras una inspección del lugar de aparición, Javier Armendáriz encontró a siete metros del lugar del hallazgo de la cabeza la parte inferior de la estatua-estela y publicó un estudio sobre la misma en la separata de la revista “Trabajos de Arqueología navarra nº 24 del año 2012”, bajo el título “Hallazgo de una estatua-estela de tipología ibérica en Turbil. Estudio preliminar”.
La estatua-estela de Turbil representa a un guerrero que viste un disco-coraza en su pecho a modo de protección. También podemos considerarla la estatua humana de tipología ibérica más grande de la Península, ya que los restos recuperados alcanzan los 2,55 m. de longitud y los 870 kilos de peso. Falta otro trozo, la parte de debajo de la estela que todavía no se ha encontrado (…) A día de hoy en el lugar se encuentra una reproducción de la estela del guerrero de Beire gracias a una feliz iniciativa del Ayuntamiento de Beire de la que me siento partícipe pues fueron los artículos de este blog referidos al castro de Turbil y a la estela de Beire los que centraron el foco en este gran hallazgo arqueológico.
También tenemos la suerte de poder ver hoy la estela original que ha sido expuesta recientemente en el Museo de Navarra…”

4.   Una apreciación personal
No cabe duda de que vivimos sobre tierras viejas, muy viejas. Aquí el adjetivo no tiene sentido peyorativo alguno. Son tierras viejas desde el punto de vista geológico (prehistórico e histórico, como hemos visto), tierras de paleocanales, de aluvión, areniscas, arcillas, salitre y de una vieja laguna, la de Pitillas o Sabasán, que allá por los años sesenta del siglo veinte mentes poco lúcidas quisieron desecar. El cielo alto, el cierzo fino, la vegetación escasa. Sigue siendo buena tierra para vino, aceite y cereal. Pocos árboles (al sur la “Altarrasa” de Pitillas con sus pinos repoblados ponen una mancha montaraz al horizonte), pero sí romeros, ontinas e ilagas en las ezpuendas; esparto en las vaguadas y los tamarices, preludio de las salitrosas tierras bardeneras.
Tan viejo como la tierra, el tenaz río Cidacos ha acompañado y acompaña, sabio, el devenir de las gentes que han vivido y viven por estas latitudes.
Además de los “Cerros testigo” que se deslizan hacia el sur, al par de la Sierra de Ujué, el paisaje es de transición. Aún estamos en el “Erriberri”, denominación que no debería ser privativa de Olite, sino que habría que extender también a Beire, Pitillas, Murillo el Cuende y, diríamos, hasta a Traibuenas.
Pero, aunque se denomine “Erriberri” (Pueblo nuevo) estos parajes, no son tal. Esta es una denominación “moderna”, si moderna podemos definir a un término acuñado hace unos pocos siglos. Dejamos para otra ocasión el por qué de este término (no hemos hablado todavía de los árabes y sus consecuencias).
Realmente, esta es una tierra antigua, muy antigua, desde el punto de vista prehistórico e histórico. Data, como ocurre por todo el valle del Ebro, arriba y abajo, de varios milenios antes de Cristo. Eso lo hemos visto más arriba, de manos de los expertos.
Para terminar, no me resisto a la “boutade” de traer a colación una anécdota sobre la “datación” de nuestro solar. La cito de memoria, por lo que tergiversaré algo de su contenido original:
“Un joven y afamado médico, persona inteligente, pero de familia humilde, viajaba en tren, hacia su casa de Pamplona, allá por el cambio de los siglos XIX y XX. El convoy atravesaba las tierras entre Caparroso y Tafalla. En su vagón de primera, lo acompañaban, entre otras personas de alcurnia, una condesa que lo era por haberse casado con un aristócrata andaluz, ya entrado en años. La señora, que había entablado una liviana conversación con el mozo, llegado el momento, le espetó en tono condescendiente:
-Sabe, joven, nosotros los condes de XXX datamos del tiempo del rey Felipe II. Nuestra familia es muy antigua. ¡Incluso hay quien habla de los visigodos!
El galeno, buen psicólogo y que ya había “calado” la raigambre cateta de su interlocutora, tras un momento de silencio, levantó la vista y vio, a lo lejos, la silueta de la fortaleza de Ujué recortada contra el cielo. Con parsimonia, sin pretender ser ofensivo, pero sí contundente, para acallar los aires de grandeza con los que la buena señora le venía aburriendo, levantó la vista, la miró a los ojos y le dijo con voz clara y grave:
- Mire, señora. Yo soy navarro. Precisamente he nacido en uno de los pueblos que ahora estamos atravesando y, francamente, tengo que decirle que no sé de cuando data nuestra alcurnia, porque ¿sabe? los navarros somos tan antiguos que… ¡no datamos!
El resto del viaje, como puede suponerse, transcurrió en silencio”.
  Con los años, vamos aprendiendo que las normas más elementales para aprender a vivir dignamente son tres, a saber: 1. Humildad para escuchar. 2. Humildad para hablar y 3. Humildad para callar(el que tenga ojos, que lea).
Buen camino. Vale.

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