martes, 7 de julio de 2020

Donde descansa el silencio




Domingo, 5 de julio de 2020
Hoy viene un día fuerte de calor. 
La semana pasada me llegó una ruta por una zona de San Martín de Unx totalmente desconocida para nosotros. 
Su autor, angeljj, del que ya me he hecho seguidor, ha hecho un recorrido con los puntos de interés pormenorizados. 
Hay que conocer esos lugares. 
Son las 08:30 horas. 
Salimos del aparcamiento del Asador Tomás en dirección S.

Por San Fermín, el calor no tiene fin

La temperatura es 17º y el día despejado. 
En la mochila, por si acaso, llevamos doble ración de agua. 

El ancho camino discurre entre piezas de cereal y viejas construcciones, algunas en ruinas.


Junto a una balsa, una senda nos llevará a la primera altura. 
08:45 horas. Cabezo del Llagar. 


La cima es despejada y permite que podamos apreciar el paisaje. 
Descendemos entre enebros y coscojas. 
Salimos al camino que habíamos abandonado para subir al cabezo y, en un cruce, nos adentramos monte a través para subir a nuestro siguiente objetivo. 
Alto del Cerradico (573 m)



En su cima han colocado un pequeño cahír como referencia. 


El Canal de Navarra hace una curva en herradura y se aleja hacia las tierras llanas de Pitillas. 
La bajada para llegar a un camino y a una viña es complicada. 
El monte bajo se cierra y tenemos que ir buscando las zonas más claras que nos permitan llegar a terreno despejado. 
Caminar entre las cepas emparradas es un alivio. 
Nos dirigimos hacia la siguiente altura. 
09:50 horas. Alto Camproñal. 


Sorteando matas y zarzas conseguimos llegar a su cima. 
Nos gusta mirar el paisaje. 
El Moncayo, la Sierra de Cantabria, Yoar, Montejurra, Lókiz...
Azules en la lejanía, pero viejos conocidos nuestros. 
Con muchas dificultades bajamos a una pieza y terminamos en un camino. 
Nos acercamos hasta el canal y por su orilla izda. buscamos una sombra para almorzar. 
La mañana, como preveíamos, está cada vez mas calurosa.

Ya tengo ganas que bajes
pastora del monte al llano.
Pa contarte las penicas
que he pasado este verano.

A Vera, la galga de Damián, le sale casi medio palmo de lengua. 
Pero hay que seguir. 
Rebasamos el cruce del camino de Navasentero y tomamos un desvío a la izda. 
Altico del Coronel (559 m).
Sin senda y sufriendo arañazos, lo subimos.


No hay nada que merezca la pena ver y el calor aprieta. 
Bajamos.
Por buen camino avanzamos en nuestro recorrido. 
Otra vez dejamos el terreno cómodo para adentrarnos en la espesura. 
11:35 horas. Alto del Coronel (597 m)


La cima, invadida por el arbolado no tiene ningún atractivo. 
Las coscojas defienden su terreno con saña. 
Juanjo improvisa una jota:

Al alto del Coronel
subimos con el calor
y le echamos a la Virgen
una jota con amor. 


La recomendación de usar pantalón largo ha sido muy útil. 
Conseguimos llegar a una pieza y al camino que lleva a ella.




Al llegar al cruce del SL 176A, tomamos el desvío de la dcha. 


Este tramo tiene pintadas unas marcas y flechas azules a lo largo de algunos km.
Las vistas desde aquí de Ujué, del repetidor y del cementerio nos acompañan todo este tramo. 
Aún nos quedan fuerzas para abandonar el sendero y adentrarnos en la que será nuestra última subida. 
12:10 horas. Valmayor (659 m).




Un cahír, de mejor factura que en el otro alto, corona su cima. 
Hacemos una parada. Bebemos agua y comentamos el calor que empieza a afectarnos. 
Bajamos al sendero y seguimos. 


Cuando rebasamos los restos de unas colmenas modernas que están abandonadas y destrozadas, decidimos abandonar el recorrido y bajar a un camino que divisamos en el fondo del valle. 
Dejamos a nuestra dcha. el Alto de los Pasaros de 734 m que sería la última, y mayor altura del día, y descendemos. 
En seguida entramos en la zona de los huertos de San Martín. 
Nos queda la última cuesta para llegar al pueblo. 
Son las 13:30 horas
Hace mucho calor y buscamos la sombra. 
Nos prometemos que volveremos en otoño o invierno y haremos la excursión completa. 




Harina de otro Costapor Juanjo Costa

Una isla en un mar de viñas

Años y años caminando desde Tafalla hasta Ujué (noche cerrada), desde Ujué hasta Tafalla (al amanecer) y, hasta hoy, no había tenido la sensación de sentirme un náufrago de tierra adentro. Hoy sí; hoy nos hemos introducido en los procelosos alrededores de San Martín de Unx que ha sido nuestro puerto de partida (y de llegada).
Durante varias horas, bajo el cielo azul risueño y un sol de justicia, hemos andado caminos, sendas, y veredas; sorteado olas y olas de ilagas, enebros y coscojas; subido y bajado, por barrancos, quebradas y torrenteras. Nos encontrábamos en una especie de isla interior a la que rodean la Carravieja y Guerinda, por el norte; La sierra de Ujué con sus paleocanales en descenso, por el este; la plana de Olite por el sur (al fondo la Laguna de Pitillas, como un espejo) y la línea del Cidacos por el oeste. Pero, ¿y el mar?, dirá alguno. El mar: los cientos de viñas lozanas y bien cuidadas que tapizan todos los valles y oquedades del paisaje a nuestros pies.
Ahora bien, lo milagroso de esta zona no se halla a la vista. Lo excepcional de este rincón navarro se encuentra en el subsuelo. Lo explicó convenientemente nuestro amigo y profesor, el tafallés, Ricardo Ciérvide Martinena, el año 2016 en su conferencia “La Cultura del Vino en San Martín de Unx . Fiesta del Rosado. San Martín de Unx 3 de junio de 2016” donde, entre datos históricos y erudición abundante, afirma:

 “17.- A propósito del Clarete-Rosado.
 … El clima de esta zona es seco, subhúmedo, con unos 683 mm de lluvia al año. Las variedades más abundantes son la garnacha y el tempranillo. Sus rosados son muy afrutados y frescos, y son quizás los mejores de Navarra por su aroma y sabor (el subrayado es mío). Javier Ochoa en 1983 dejó escrito en el periódico Diario de Navarra unas consideraciones entorno al rosado, que he pensado que valían la pena de comentarlas. Nos dice que “Navarra no sólo puede presumir de que aquí se produce el verdadero rosado, sino que podemos decir también que disponemos en Navarra de materia prima suficiente de calidad no igualada para su elaboración, la uva garnacha”… A propósito de la garnacha, considera que es inmejorable para los rosados y que las viñas cada año se cuidan con mayor esmero en su cultivo y su control fitosanitario… A modo de conclusión, Javier Ochoa, añade que los factores fundamentales para la elaboración del vino son cuatro: La calidad de la uva, asepsia y limpieza en la bodega, prensado correcto y control de la temperatura de fermentación.
El milagro de estos “mares” es, pues, el vino rosado; el alma de estos pueblos y el orgullo de sus gentes. No exagero si afirmo, sin desmerecer al vino tinto, que estamos sobre la tierra que produce los mejores vinos rosados del mundo.

                                                         
Si canto me dicen loco
                                                             
y si no canto cobarde,
                                                             
si bebo vino borracho,
                                                             
si no bebo miserable”.    
          
Seguimos disfrutando del camino. También, por supuesto del vino (como se puede intuir, somos gente devota y de bota). Veamos qué opina sobre él otro gran tafallés, José María Cabodevilla, en su obra póstuma “Orar con las cosas. Voces y acompañamiento. Biblioteca de autores cristianos, Madrid. MMIII”:

“El vino. ¿Qué es mayor caridad, dar pan o dar vino? Cristo multiplicó los panes en el monte para saciar una necesidad urgente, para remediar el hambre de la multitud. En las bodas de Caná convirtió el agua en vino para evitar un bochorno a los novios y para aumentar la alegría de los invitados.
En contraste con el pan, paradigma de lo necesario, el vino sería el paradigma de lo superfluo… Antes que nada convendría señalar cómo la caridad de ofrecer vino no solo no se contrapone a la caridad de repartir pan, sino que viene a completarla, más aún, a explicarla mejor. En su exégesis sobre el milagro de Caná dice Calvino que, cuando María advirtió a su hijo que se había acabado el vino, lo que pretendía de él era una severa amonestación sobre los excesos de la bebida. No puedo imaginar una interpretación más desafortunada, pero sí puedo imaginar a más de un calvinista actual prohibiendo rigurosamente gastar en vino el dinero que debería destinarse a comprar pan… Sinceramente, yo creo que el vino es tan necesario como el pan… Porque el vino acompaña las comidas y consuela si no hay nada que comer. Cuando hace calor quita la sed y cuando hace frío calienta mejor que el fuego… Interesa mucho recalcarlo: el vino es necesario tanto en las alegrías como en las penas, ya que vale para mitigar estas y para aumentar aquellas… La Virgen María ha rezado así: “No tienen vino” Es una oración magistral, un modelo de delicadeza y discreción. Solo Calvino sería capaz de no entenderlo así. Una oración sumamente discreta, pero a la vez confiada en grado sumo… a pesar de la respuesta aparentemente negativa de su hijo, María se dirigió acto seguido a los criados: “Haced lo que él os diga”. Siguiendo su ejemplo, los campesinos de Valdizarbe irán a las rogativas a pedir que llueva, provistos de paraguas.
Santa María, madre de Dios, madre y hermana nuestra, enséñanos a orar”.



                                                                        
                   “La Patrona la Ribera
                                     
es morenica y galana
                                     
y no hay pintor que la pinte
                                      
ni una imagen que la iguala” 

Miremos donde miremos, por el este, siempre aparece la fortaleza de Ujué. No olvidemos que en la puerta de la basílica está muy presente la vid. Hojas y escenas de la vendimia: otra vez, el vino. Estas tierras están bendecidas por Santa María, que todos los amaneceres les “echa” los primeros rayos de sol. Diríamos con palabras de la Biblia:
“¡Señor, Dios mío! ¡Qué grande eres! ... De los manantiales, sacas los ríos que corren entre las montañas; en ellos beben todas las bestias del campo… Haces brotar la hierba para el ganado y las plantas que el hombre cultiva, para sacar el pan de la tierra y el vino que alegra a los hombres, el aceite que hace brillar su rostro y el alimento que los conforta”.
(Salmo 104: “Bajo la tienda de los cielos”).

Como colofón, mencionar la obra de Pablo Zapata Lerga, un librito delicioso, dedicado a su infancia y a su pueblo, San Martín de Unx: “Memorias de un niño de pueblo. Editorial Mintzoa. Pamplona, 1995” (lo podéis encontrar en la Biblioteca de Tafalla). De ella voy a entresacar un apunte, pero todo el libro es una delicia de amenidad y nostalgia. Lo que transcribo tiene que ver, ¡cómo no! Con el vino:
“Desde hacía año y medio no había llovido ni una gota. Los manantiales públicos se habían secado y no había agua corriente en las casas. Para tener el agua imprescindible había que ir lejos buscando ocultos manantiales en los que coger con sumo cuidado el agua necesaria.
El señor Salvador estaba construyendo una nueva casa, ya que la que habitaba se le había quedado muy pequeña. Pero tuvo que parar cuando el agua dejó de venir a los grifos. Pasaban los días y la obra seguía quieta. Intentó traer agua, pero estaba tan lejos que el dinero de la construcción lo iba a gastar en peones para acarrearla.
El señor Salvador estaba preocupado. Veía todo negro. Se ponía de mal genio y no dormía por las noches. Un día, tras una pesadilla, se despertó sobresaltado. Se sentó en la cama. Estaba completamente cubierto de sudor.
    -Construiré la casa- dijo pensando en voz alta.
Por la mañana reunió a la mujer y a los hijos:
-Esta tarde continuaremos con la construcción de la casa.
- ¿Cómo, si no hay agua? – Le respondió Venancia, su mujer.
- No importa – sus ojos le brillaban.
- ¿Con qué? – Le preguntó uno de sus hijos.
- Con vino.
Todos se quedaron en silencio. ¿Estaría loco?
- ¿Cómo vamos a gastar el vino en eso? – Insistió el hijo.
- No hemos vendido casi nada, la bodega está llena y faltan tres meses para la nueva cosecha. Este año el vino no vale nada, nos cuesta menos que acarrear el agua.
- ¿Y quién le ha dicho a usted que se puede amasar con vino? – El hijo no lo veía claro.
- El vino tiene agua, ¿no? Pues también vale para amasar…
… Faltaban cinco días para las fiestas del pueblo, el día ocho de septiembre. El padre reunió a todos:
-       Trabajaremos día y noche, si es preciso, pero hay que terminar para el día de la Virgen. El día siete, a las doce de la noche, pararemos la obra…
… La casa llevaba buena marcha. La obra iba para adelante. Llegó el día siete. Al atardecer se terminaron las obras y el señor Salvador colocó una rama de olivo en la chimenea e invitó a cenar a todos los que habían trabajado.
Al día siguiente comenzaron las fiestas. Se inició de madrugada con el canto de la aurora, y este año, cambiando la costumbre, los auroros iniciaron el recorrido de la ronda desde la casa del señor Salvador. Y esta fue la letrilla que le cantaron al son de bandurrias y guitarras:
                                 
Cantemos todos unidos
                                 
En el día del Señor.
                                 
Vengamos todos cantando                 
                                 
A casa de Salvador.  
                                     
Nunca hubo mejor casa
                                     
Que la de este labrador
                                               
En lugar de vender vino,
                                      
Se lo ha bebido el señor;
                                      
En tu rincón tendrá Baco
                                      
Alegría y devoción,
                                      
recuerda que eres cristiano,
                                      
no pagano y borrachón.
                                      
Que disfrutes muchos años
                                      
Lo que hiciste con ardor.

No cabe duda de que esa era, como un par de iglesias navarras, construidas en similares circunstancias, una morada “bien espiritual”. Buen camino y disfrutad del buen vino (con moderación). Vale.



















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