Domingo, 10 de enero de 2021
Para hoy teníamos prevista una excursión a la Sierra de Ujué.
La realidad se ha impuesto y nos ha obligado a quedarnos en el pueblo.
Pero eso no quiere decir que no podamos salir a caminar. Tafalla, y más nevado, ofrece unos atractivos que nos gusta admirar cuando las circunstancias son tan adversas como hoy.
Son las 09:00 horas. El día ha amanecido medio nublado.
Buena es la nieve, que en su tiempo viene.
La temperatura es de -1º pero la sensación térmica no supera los -6º.
Hace frío y el suelo, a pesar del trabajo realizado, presente mucha nieve.
Hemos quedado en la fuente de la Plaza, como en los viejos tiempos con el Templao, pero a las 9 h.
Por las Cuatro Esquinas subimos hacia la Peña.
Nos detenemos en algunas casas magníficamente rehabilitadas y no paramos de sorprendernos con algunos detalles de buen gusto que lucen sus puertas.
Los viejos kisketes, desaparecidos de los nuevos portales, rememoran tiempos pasados en los que llamar a las casas se hacía de forma ruidosa.
09:20 horas. La Peña está desierta.
De las callejuelas próximas viene el sonido metálico de alguna pala limpiando la nieve.
Con precaución, subimos al pinar.
El parque de Miriam García está impoluto.
Lo descarado del lugar hace que no nos encontremos con ningún paseante.
Subimos hasta el desparecido fuerte de Santa Lucía.
La construcción desapareció hace años. Nos hallamos en un lugar clave de la historia de Tafalla. Lugar de defensa y vigilancia, ha conocido los múltiples avatares que a los largo de los siglos se han ido sucediendo.
La cruz que recuerda a todos los fallecidos en la guerra civil también ha sufrido la acción de la incultura, falta de respeto y dejadez de algunos.
Extremando las precauciones bajamos a la parte más antigua de Tafalla.
El Palacio de Sosierra y la ermita de San Nicolás.
Enclavado en el Patio de Iribas es uno de los lugares más entrañables de Tafalla.
Bajamos unos cuantos escalones hasta llegar al crucero.
La parada ante la monumental parroquia de Santa María es obligada.
En la puerta O., la cabeza de un toro nos hace recordar la otra cabeza que está en el ábside, en la parte oriental del templo.
Por la calle Túbal llegamos a Escuela María y de allí a la Cuatropea.
Viejos nombres de la historia tafallesa y que lamentablemente a muchos de nuestros vecinos, hoy, no les dicen nada.
10:25 horas. Presa de San Andrés o de los Frailes.
El río está helado en parte y baja tranquilo, sereno.
Otra cosa será cuando toda esta cantidad de nieve comience a derretirse.
Veremos a nuestro humilde Cidacos ponerse bravo, como es habitual en él.
Entramos en el Parque del Conde.
Parece un paisaje del norte de Europa. Las ramas de los abetos soportan con resignación el peso de la nieve.
En un rincón del césped, una gran bola de nieve es un testigo mudo del frío invernal.
En la entrada del Centro Cultural paramos, al abrigo del viento, y reponemos fuerzas.
Comienza a verse más gente: familias con trineos de plástico, una pareja con esquíes de fondo, paseantes con perros abrigados...
Por la calleja de las Adoberías salimos al río.
En la presa de la Estación o de Ereta, el agua se abre paso entre el manto blanco.
Al otro lado del túnel está el barrio de la Cadena.
Por su izda. subimos a los pinos de Ereta o de la Estación.
Hay mucha nieve y el frío cierzo nos obliga a abrigarnos todavía más.
19 de Enero de 1893.
El vicepresidente de la diputación foral y provincial, señor Eseverri, ha recibido esta tarde un telegrama de Tafalla en que el administrador del coche de aquella ciudad a Sangüesa le comunicaba que el camino está interceptado por la nieve, desde el alto de Lerga hasta el pueblo de este nombre.
El señor Eseverri ha ordenado al jefe de la sección de Caminos, Sr. Ocón, disponga lo necesario para que por el celador y camineros de la sección se procure en breve plazo dejar expedito el trazo de carretera interceptado. (El Liberal Navarro. Nº 1928)
El olivar de Gutiérrez está totalmente cubierto.
Junto a los olivos de hoja perenne, el nogal, desnudo, parece aterido.
Llegamos a la Fuente del Rey y, con muchas precauciones, cruzamos el puente de madera.
Todavía nos queda una breve visita.
11:50 horas. Horno.
Junto al Instituto se conserva el viejo horno de una antigua tejería.
Medio oculto por la nieve y la vegetación, nos asombra que todavía resista el paso del tiempo.
Juanjo lo mira con cariño; no en vano, el primer artículo que escribió sobre el patrimonio tafallés fue sobre esta pequeña construcción.
La despedida de esta estupenda mañana no podía ser en un lugar más emblemático.
El roble centenario de San Cristóbal.
Según reza el cartel, fue plantado en 1920 por Elías Zubiri.
Si pudiera hablar, ¡la de historias que nos contaría! Nosotros no nos perderíamos ninguna.
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