miércoles, 26 de junio de 2013

Roble monumental de Echagüe y menhires de Arriurdin





Domingo, 23 de Junio de 2013

Hace un montón de años que no he estado en el roble de Echagüe. La última vez lo hice con algunos acompañantes ocasionales de andanzas campestres y que hoy ya no están, como Nicolás Ciérvide o Pepe Asurmendi. 
Juanjo no lo conoce y, para ir a lo seguro, recurro a Wikiloc, donde Julio Asunción ha colgado un recorrido que tiene muy buena pinta. 
Por culpa de las fiestas de la Panueva y la actuación de Los Flekyss, a los que fuimos a ver y escuchar, hoy son las 09,00 horas. 
Magán marca 16º y la farmacia 15º. El día viene frío y no sabemos si las nubes se agarrarán en la sierra de Alaiz y nos dejarán dar nuestra vuelta. 
Con el coche llegamos a Echagüe. Son las 09,25 horas.






Aparcamos junto a la iglesia de la Asunción y salimos, siguiendo el itinerario que marca el gps, hacia la sierra. 
El camino es ancho y bueno. Enseguida se pone cuesta arriba. La pendiente hacer sudar y resollar. El cierzo rompe con fuerza las nubes y deja ver el sol. Nos va a permitir hacer lo que habíamos pensado. 
La vegetación a los lados del camino es diferente a la de Tafalla. 






Los bojes son los dueños indiscutibles de las laderas. A su lado, las ilagas muestran con timidez sus amarillas flores en un intento de llamar la atención de los caminantes. Por las laderas cercanas una enorme masa de robles verdea desafiando al cierzo. La Peña de Unzué, como un picacho alpino, ofrece  una imagen distinta.
Cuando llegamos al final del repecho, un camino tuerce a la dcha. Lo seguimos. 
Llaneando, con el viento a la espalda, llegamos a unas bordas en ruinas. Estamos a la entrada del roble. 
Le dejo pasar a Juanjo para que llegue el primero. Quiero ver cómo se queda parado cuando lo descubra. 






10,05 horas. En medio de una pequeña campa, "el roble de Echagüe" es el amo y señor. Bajo sus ramas no crece más que la hierba.
Han colocado un pequeño panel explicativo sobre el catálogo de árboles monumentales de Navarra.
Volvemos sobre nuestros pasos para llegar al cruce que hemos dejado. 
Una puerta metálica cierra el camino. Pasamos al otro lado y seguimos ascendiendo suavemente en dirección a los molinos. 
Una campa a la dcha. nos permite disfrutar del paisaje. 




El robledal que desciende de Alaiz se encuentra, casi al final del valle, con los pinares que rodean el embalse de Mairaga. 
Cerrando el horizonte, reconocemos las cimas de Guerinda y del Chucho. En el O. Montejurra domina toda la Solana. 







Subimos hacia el molino más cercano. En el camino viejo, después de andar un tramo de barro entre arces y hayas, hay una barrera metálica que antiguamente  cerraría el paso por motivos que desconocemos. 






10,50 horas. Es la hora de almorzar. Buscamos un abrigo debajo de los molinos porque, en cuanto subamos unos pocos metros, estaremos sin la protección de la ladera. 
Llegamos a la pista de los molinos a 985 m de altitud. Iniciamos el regreso. 
En la cumbre de Alaiz las nubes se agarran con fuerza. Hasta nosotros llegan pequeñas gotas de la lluvia que arrastra el viento. 
Hemos venido, por si acaso, con prendas de abrigo. La experiencia nos dice que en días así, no sobra la ropa. 
El terreno desciende suavemente. Los molinos agitan sus aspas sobre nuestras cabezas. 





Una manada de caballos nos mira curiosa cuando pasamos. Algunos potrillos sacan las cabezas de las ubres de sus madres para ver quiénes son los intrusos. 
El gps emite un sonido avisando de que nos estamos pasando de recorrido. Volvemos unos metros sobre nuestros pasos y nos adentramos en el bosque de pinos. 




11,30 horas. Menhir de Arriurdin. La piedra está bien asentada en un pequeño claro. No tiene ningún panel explicativo aunque algún gamberro ha escrito su nombre rayando la superficie. 

"Desde Echagüe, al arrimo de la Peña de Unzué, hasta el Caserío Poyés, otra altura y otro vigía, hay una mirada larga en tardes tranquilas de octubre y un paseo inquieto de cuarenta y ocho horas por los caminos valdorbeses. La Peña, el Monte Julio, San Pelay y Santiago, el ermitaño de Pueyo, cuidan el viejo Valle de Orba. Lo observan, lo vigilan, le cantan la nana al oscurecer y le saludan al amanecer. 
Y si se pone en pie de guerra, contra franceses o cristinos, sus barrancos son buenos para incordiar a tropas bien pertrechas, porque dice el conocido refrán navarro que "cuando la Valdorba está en paz, todo el Reino goza de paz". (Pedro Mari Flamarique)(La Valdorba de arriba a abajo).



Diez minutos más tarde, esta vez junto al camino, hay dos piedras de buen tamaño que el autor del itinerario duda si también serán menhires.





Pasamos junto a la subestación de Echagüe. La construcción en piedra y madera sirve para la distribución de la energía que producen los molinos del parque eólico. 
Desde aquí vamos a pisar un rato asfalto.




Al final de la cuesta, la Peña de Unzué sale a nuestro encuentro. A su lado la ermita de San Bernabé se ve diminuta. El monte Orronz y la zona del Lagarto contemplan un rebaño de ovejas que pastan por la vaguada de Alaiz. 






12,15 horas. Abandonando la carretera, tomamos un pista blanca y entramos en Echagüe. 
Juanjo me propone que, con el coche, vayamos hasta el embalse de Mairaga. Con la cantidad de agua que ha caído estos últimos meses tiene que estar espectacular. 




Por el aliviadero salta toda el agua sobrante. El otro día leí que estaba al 104 por ciento de su capacidad. 






Bajamos a la ermita de Echano. Hay un autobús de excursionistas y la ermita está abierta. Entramos a verla y recordamos la visita que compartimos con el  secretario de la Asociación de Amigos del Románico, D. Andrés Ortega,  en una excursión que hicimos andando desde Tafalla. 


Este es el enlace para ver el recorrido de hoy
http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=1592540


No hay comentarios:

Publicar un comentario