domingo, 31 de octubre de 2010

Por el Mocellaz a Santa Zita





Se ha echado el invierno. El día ha salido gris, amenazante. Por la noche ha llovido muy poco: dos litros a los que hay que añadir los seis recogidos del viernes al sábado. Juanjo, que ya puede hablar, me da el dato. Pero el cambio de hora y el paisaje hacen pensar otra cosa.
El Templao me dijo ayer que quería ir a Santa Zita. El 11 de Abril estuvimos allí. No se puede decir que haya llovido mucho desde entonces, pero ya hace unos meses.

Son las 08,00 horas. Magán marca 11º y la farmacia 10º. No comment. En la plaza me esperan Juanjo y el Templao. Se añade al grupo Angel Rosino, porque le dijo a Javier que hacía mucho que no iba a Santa Zita y que, cuando fuéramos, le avisara.
Por la calleja del Churrero nos dirigimos a la Plaza de Toros. Cruzamos el túnel del ferrocarril y por la carretera de San Martín llegamos al puente de la autopista. A las 08,20 horas tomamos el primer camino a la izda. que nos lleva al Mocellaz. A la vuelta de las Canteras de la Carravieja, el día del Pilar, pasamos por aquí, subimos hasta el alto que nosotros llamamos de Las Dos Hermanas y dimos vista al Canal.
Mal empezamos el día. Del 12 de Octubre a hoy, se han llevado la pequeña cruz, sin brazos, que estaba encajada en una piedra rectangular. Tenía una inscripción que decía: (aquí se reza a) Ntra. Señora de Codés una salve. Año 1752.




La han arrancado de su base y se la han llevado. No tenemos palabras para expresar nuestra indignación. Desde mitades del siglo XVIII llevaba ahí ese hito, en la orilla de lo que era la Cañada Real de los Roncaleses a Andía y, algún desalmado la ha arrancado de su habitáculo y se la ha llevado para adornar su huerto o su txoko. ¡Qué hazaña!
Con el cuerpo ya revuelto para todo el día nos asomamos al canal. Son las 08,40 horas. La obra de canalización ha abierto un precipicio de una altura considerable y además peligroso. No está señalizado y te encuentras, de pronto, al borde. Por un camino que discurre a la dcha. pensamos, ingenuamente, que podremos bajar al puente más próximo a la carretera de San Martín. Subimos a lo mas alto y ahí se termina. En lugar de volver, decidimos bajar entre los pinos. Para repoblarlos se hicieron terrazas que suponen escalones de cierta dificultad. Bajamos agarrándonos a las matas y los pinos, pero bajamos.


Llegamos al puente en diez minutos y una vez rebasado seguimos por el camino antiguo hasta tomar el primer camino a la dcha. Comenzamos a subir hacia los molinos. Dejamos a la izda. el Corral de Valgorra y salimos al camino nuevo.
"El 10 de Febrero de 1897 sobre las once de la mañana cruzó por Tafalla un aerolito que venía de la parte de Francia y que llegó más allá de Madrid. Al pasar por encima del puente de la Panueva se oyó un estampido como de un trueno y se desprendieron algunos trozos incandescentes que cayeron en Balgorra y en otros términos. Las gentes ignorantes que desconocían la existencia de estos meteoros se asustaron mucho y se refugiaron en las casetas del campo y donde pudieron" (Angel Morrás) (Escenas de la vida tafallesa). Torcemos a nuestra izda. y comenzamos a descender. Cuando llegamos a un cruce, tomamos el camino que desciende a nuestra dcha., que nos llevará por la mitad de la Carravieja hasta la Ermita de Santa Zita.


Desde este camino la vista hacia el sur es magnífica. Más allá de Femate el canal hace un meandro. Desde esta altura da gusto contemplarlo. Al fondo divisamos la Laguna de Pitillas. La mañana está calmada. No anda apenas aire. Las nubes son amenazantes pero, por ahora, no parece que vaya a llover. A las 09,55 horas llegamos a Santa Zita. En las mesas que han puesto para la celebración de los sanmartinejos nos sentamos y echamos un bocado. Estamos solos. Damos una vuelta por los alrededores de la casa y de la ermita. No podemos dejar de recordar a Jesús Viela, el ermitaño durante tantos años, con el que solíamos tener nuestras conversaciones.
Tenemos que volver. Subimos la cuesta que nos llevará a la Cruz de los de Pueyo. La subida es cansina. El Templao le llama "el tourmalet".




Por fin llegamos a la cruz y seguimos, orillando y atravesando después una pieza, hasta llegar a Pozuelo. Son las 10,40 horas. Juanjo insinúa que bajemos a ver la fuente y su caudal, pero el Templao, que es el que manda, dice que no y... todos para abajo. Por el camino que desciende, llegamos a la Caseta del Fraile. Seguimos adelante y paramos un momento a ver la "fuente de la teja". Está seca.
Seguimos bajando. Pasamos junto a la finca de los Cañas.

Han convertido un buen trozo en huerta. Da gusto verla. No nos detenemos y seguimos bajando. Al doblar una curva, sube Julio en la furgoneta. Se para y le decimos que no hemos entrado a su "chiringuito" porque no estaba. Él contesta que nosotros nos lo hemos perdido, porque podíamos haber comido, con toda confianza, moscatel, melocotones, manzanas, ... Lo dejamos para otro día. "Cuando algún vecino necesitaba madera o ramas para una obra, debía solicitar permiso al concejo, que ponía condiciones y extremaba las precauciones para evitar abusos. Miguel de Orty fue autorizado para que pueda cortar en el Monte "asta tres o cuatro dozenas de varas para una cabanya que aze cabo la fuente del rey en Valgorra, con tal que las aga limpiando, y vaya un guarda con él"(1531) (J.M. Jimeno Jurío) (Toponimia histórico-etnográfica de Tafalla).
Poco a poco nos aproximamos al pueblo. Cruzamos el túnel de la autopista y a las 11,30 horas estamos en la Fuente del Rey. La mañana se ha puesto más cerrada. Le decimos al Templao si por la tarde lloverá. Nos dice que, como el cabrero, que le llamemos a la noche y nos lo dirá.

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